Es un hecho que los coches diésel están en sus horas más bajas. Con las prohibiciones de las principales ciudades para de que a partir de una fecha no tan lejana dejen de circular este tipo de coches las ventas han bajado y el coche diésel ha entrado en un declive más que evidente.
Las consecuencias del declive del coche diésel
Un periodo de transición demasiado rápida para las empresas es uno de los temores que más se repiten en los últimos meses. Aunque la mayoría de las empresas ya han anunciado inversiones multimillonarias hacia la electrificación lo cierto es que aún hoy estos motores son muy caros para los coches más pequeños y hay un problema real relacionado con la rentabilidad.
Los vehículos híbridos todavía no son una alternativa real
Lo cierto es que los los vehículos que funcionan con energías alternativas, como los eléctricos puros, híbridos y a gas, todavía no resultan una alternativa válida, pues sólo supusieron el 5,7% de las ventas del pasado año. Esto es porque todavía son muy caros, hay falta de infraestructura de recarga, y el usuario tampoco conoce demasiado sobre ellos.
Esto hace que estos coches apenas puedan contribuir a cumplir las exigencias de emisiones de CO2 que se han establecido desde la Unión Europea para el año 2021 y que son de 95 gramos por kilómetro como media para la gama de vehículos a la venta. De este modo los fabricantes de coches que no cumplan con esas exigencias se arriesgará a pagar multas de hasta 95 euros por automóvil y gramo de exceso.
Pérdidas de empleos
Todo esto puede suponer la pérdida de un número cuantioso de empleos. Y es que según el Instituto de Investigación Económica alemán, dejar de fabricar coches de combustión haría perder 620.000 empleos directos e indirectos en total. Una verdadera crisis del sector.
Gracias Javier. Saludos